¿Que es una vida? casi nada
comparado con la eternidad, pero cuando vemos a una mujer, -en esta ocasión mi
madre- cumplir un siglo, es decir 100 años, nos paramos a pensar.
Y pensar en este caso concreto,
es pensar en las penurias que ha soportado a lo largo de su extensa vida.
Ejemplo para muchos, -entre ellos yo me incluyo-, que por cualquier devenir,
por muy ínfimo que sea, ya nos estamos quejando.
Viuda desde que mi querido padre decidió
irse al Cielo, (pues en otro sitio no estará), ha sabido soportar los rigores
de esta ajetreada sociedad que llevamos, eso si, como ella dice, y muy bien
dicho, viviendo como se vivía “antes”. Mujer de casta, Manchega de pura cepa,
de las que nunca se arredraron por nada, así es como se forjó
Habrá mas de uno que pensará que
para qué tanto padecer si al final todos vamos a parar al mismo sitio, cierto
es, pero mi madre es un ejemplar, si no único, de los que pocos van quedando.
Ha sabido, -y lo sigue haciendo-,
hacer y llevar a cabo los sacrificios que la vida le impone por muy duros que
sean, se queja, ¡¡ como no se va a quejar!! si nos miramos a nosotros mismos y
tenemos menos edad y nos quejamos, como no permitirle ese pequeño consuelo de
saber quejarse.
Aún sigue diciendo que ella no
quiere un bastón donde apoyarse, pues eso son cosas de “viejos”, y aunque a
veces la melancolía le invada, saber sacar fuerzas de flaqueza y seguir
adelante.
En este día se acordará de su “Manolito”,
su esposo y mi padre, jamás ha olvidado
el día 12 de Octubre, día de la Virgen del Pilar, ya que para ella es una fecha
sagrada, día en que celebró sus esponsales con la persona que quería, y a la
que nunca ha olvidado por muchos años que hayan pasado, le sigue guardando el mismo cariño con el que
lo conoció.
Gracias madre por haberme dado el
placer de la vida, gracias a ti puedo decir lo que siento, sin ti, yo jamás
habría existido, y teniendo, como tenemos los humanos la conciencia de la
existencia, es corto lo que en estas breves palabras puedo decirte.
Gracias por haberme cuidado y poder
contar a los cuatro vientos que, por muchos años que pasen, y lo que pueda
acontecer, siempre te estaré agradecido por haberme dado la vida
Un beso muy fuerte.
Tu hijo
Pepe