martes, 8 de diciembre de 2020

 

SENTIRSE NIÑO ES LO MEJOR…PERO POR DESGRACIA,

 LO PERDEMOS CON EL TIEMPO




Dicen que cuando eres niño no aprecias otra cosa en otras personas que el amor que te dan desinteresadamente, el resto nunca lo recordamos, si esa persona era fea, calva, gordo, flaca o cualquier defecto que ahora de mayores nos repelen, eso no cuenta en esa edad. ¡¡Qué maravillosos años disfrutados!!

¿Por qué dejamos atrás cuando crecemos y nos creemos más sabios ese amor hacia las personas sin fijarnos ni en su aspecto, ni en el color de su piel o en si tienen en su cuerpo alguna tara?

Es una pena que esa inocencia la perdamos y que le demos más importancia a cosas que no la tienen, y que al contrario de lo que exponía, nos alejan de personas maravillosas, que pasan por nuestras vidas y no les hacemos el caso que se merecen.

Fui feliz en mi infancia, no voy ni a engañarme a mí mismo ni a nadie, tuve familia, amigos, colegios y personas con las que trabajé esos maravillosos años de mi infancia y juventud.

Ellos, cada cual a su manera, pero que confluyen en un todo, hicieron de mí lo que soy, y jamás me arrepentiré de haber aprendido lo que soy gracias a todos ellos.

Sin duda no es que sea un ser perfecto, eso lo doy por descontado, sería un acto de orgullo, (y al mismo tiempo de grosería) pensar que soy perfecto, ¿Quién lo es?

Pero con todas mis virtudes y defectos, que a cualquier ser le son innatos, no reniego de lo aprendido por estas personas, a las que dentro de mí venero y llevo guardado en lo más profundo de mi corazón.

El tiempo y las circunstancias es algo que, por muchos adelantos tecnológicos que haya jamás podremos controlar.

El ser humano es como es, con sus virtudes y sus defectos, pero hay una cosa intrínseca que llevamos, no me preguntéis por qué, no sabría responder, pero el Amor que sentimos por las personas es algo que ni la ciencia ni el tiempo han podido descifrar.

Algunos opinan que es el alma que todos llevamos dentro, otros lo achacan a la cultura, y los mas en las religiones, yo prefiero creer que es un “algo” que nació cuando el llamado “Homo Sapiens” dedujo que si no se ayudaban entre ellos de alguna manera, la especie no subsistiría, de ahí (siempre según mis creencias)  nació el Amor al prójimo y ayudarse en todo. Ya sé que más de uno opinará, ¿y por qué las guerras, lo odios y un largo etc.?

Solo se me ocurre una idea, como seres ancestrales somos posesivos, acudimos a auxiliar a nuestra tribu, (en este caso familia, grupo o nacionalidad) y nos oponemos a los que no son  afines a lo que conocemos, es algo que llevamos en nuestros genes desde el principio, nunca se pararon a pensar que todos derivamos de un mismo árbol, y que mientras no reconozcamos a nuestros supuestos adversarios como hermanos, caeremos en el error de seguir con la lucha fratricida que se lleva originando desde que la humanidad existe.


José Marín de la Rubia