domingo, 28 de octubre de 2012

Día de los Santos difuntos



Dado que se acerca el día de todos Los Santos, he querido dejar aquí un homenaje para todos aquellos que nos precedieron en su adiós en este mundo que conocemos. Y especialmente, a los Santacruceños que pasaron a la otra orilla.

Eso si, con todo mi respeto, ya que tarde o temprano, todos y cada uno de nosotros haremos el mismo camino, en este lugar o cualquier otro, partiremos hacia ese camino del que ya no se puede volver ni reprochar nada.







Hay un camino en Santa Cuz de Mudela cuajado de cipreses que miran al cielo impertérritos al tiempo, y que si pudiesen hablar, nos contarían mil historias de los que por allí allí han visto pasar.

Camino de gravilla fue en un tiempo, después lo quisieron asfaltar, pero los cipreses siguen escuchando las ruedas de los que hacen el camino, y ya no volverán.

Pasan diciendo adiós entre tejeras olvidadas, de surcos que ya no se quieren labrar, no pueden mirar hacia atrás, para ver por última vez la torre de la iglesia, aquella en la que fueron a bautismar.

Ese es el último camino que nos queda por andar, y se hace tranquilo, sabiendo lo que queda atrás.

Días de fiesta, de tristezas y..... algunas cosas mas, pero queda el consuelo de que alguien se acordará, de reponer flores, de lapidas limpiar, de algún rezo, de lo que dejamos atrás.

Unos se alegraran de que ya no existamos, los mas, nos echaran a faltar, y a esos dedico mis últimas palabras, no tengáis pena, nunca os he de faltar, allí donde estáis  en vuestros corazones mi alma indisoluble anidará, me voy en paz.

Si alguien me ha de juzgar, no seréis vosotros, será -si existe- el mas allá, pondrán la balanza de la vida y en ella sopesarán, lo bueno y malo que hice, y así me juzgarán.

Llevadme dentro de vosotros que así nunca os he de faltar.


Dedicado a todos los que por ese camino anduvieron.


Descansen en Paz


sábado, 24 de marzo de 2012

GAÑANES




GAÑANES

 

Un señor con traje y corbata a la antigua usanza que iba paseando tranquilamente por la Gran Vía de Madrid tuvo el mal acierto de tropezar con una silla de una de las muchas terrazas que por allí proliferan, con tan mala fortuna, que fue a darse de bruces con otro viandante sin poder evitarlo, intentó balbucear una disculpa dentro de su acaloramiento, y se encontró con una respuesta, que lejos de ser hostil, pretendía ser grosera, maleducada y en tono despreciativo le espetó, ¡¡ Gañan !!, parece que acabas de salir del pueblo.

Ante tamaña injusticia, y recomponiéndose como mejor pudo su atuendo se encaró con el que a su modo de ver le estaba increpando despreciativamente y le dijo después de disculparse educadamente.

-Mire usted señor, aquí donde me ve, tiene ante usted un abogado de cierto renombre, -aunque no venga al caso aludir donde trabajo- que gracias a ese pretendido insulto que ha dirigido usted hacia mí en tono peyorativo, quisiera aclararle ciertas cosas, ya que puedo observar que sus entendederas dejan bastante que desear al intentar insultar sin saber a lo que alude-

-Cierto es que no soy Gañan, pero sí le puedo decir que provengo de esa ilustre rama de trabajadores a los que todos denostaban e insultaban tiempos atrás, aunque no tan lejanos en el tiempo como para que una persona con un mínimo de sensatez y cultura no sepa de donde proviene-

-Mire señor, si tiene a bien sentarse en este banco, y si no le molesta y tiene el suficiente tiempo para lo que le voy a decir, me gustaría aclarárselo, todo ello sin intención de que crea que le estoy intentando confundir. Extrañado, -y a la vez confuso e intrigado-, accedió a sentarse con el ánimo de escuchar a aquel desconocido, ya que -a su pesar- era una de las pocas veces que podía conversar con una persona en un lugar tan poblado y a la misma vez tan desierto-

Una vez tomado asiento -y gracias al Sol de Primavera- hacia mas reconfortante la decisión que había tomado. Educadamente -al igual que anteriormente- el señor del tropezón saco de uno de sus bolsillos un paquete de cigarrillos rubios e invitó a coger uno a su accidental contrincante dialéctico, este lo admitió, casualmente tenían el mismo defecto, -o la misma virtud- de fumar la misma marca que le ofrecía, encendieron sendos cigarrillos, y después de exhalar unas buenas bocanadas cada uno, pareció que la tensión iba disminuyendo al igual que se consumía el humo de los cigarrillos.

Rompiendo el silencio el abogado dijo. 

-En primer lugar quisiera presentarme, mi nombre es Marcelo vivo en Madrid desde haces tantos años que ya no lo recuerdo, y mis orígenes son Manchegos-

El interpelado le miró y tras unas décimas de indecisión, le alargo la mano para estrechársela al mismo tiempo que le contestaba. 

-El mio es Isidro, panadero de profesión y soy natural del mismo Madrid-

Y a continuación le espetó, -

¿por qué se ha sentido tan ofendido con mi respuesta después de haber tropezado conmigo?-

-Verá -dijo Marcelo- si le sirve de consuelo, no me he sentido ofendido por el exabrupto que me ha dirigido a mí, sino porque ha ofendido, -posiblemente sin proponérselo- a mi familia, y a un colectivo que merecen toda mi admiración, quisiera explicarle el porqué de esta cuestión-

Acomodándose un poco más en el banco y volviendo a encender un nuevo cigarrillo miró hacia el Cielo azul y se dispuso a narrarle lo que aún -después de tantos años- jamás podría olvidar.

-Isidro, como ya le he adelantado, nací en un pueblecito de la Mancha, y en una familia en la que todos sus miembros estaban dedicados a las labores del campo, obvio es decir que cuando tuve la mínima fuerza en mi pubertad, yo también asumí las mismas tareas que los demás familiares desarrollaban-

-Nuestra jornada comenzaba a las 5 de la mañana, antes de que despuntase el alba, en primer lugar -y después de asearnos- entrabamos en las cuadras y preparábamos los animales con sus arreos correspondientes, pasábamos por la cocina y agarrando algún mendrugo de pan sobrante de la frugal cena anterior, nos poníamos en camino del campo, en el cual asumíamos la responsabilidad de hacer que la tierra diese sus frutos-

-Mi padre agarrado al ronzal de su mula, siempre caminaba a mi lado por los terrosos caminos, siempre lo recuerdo con la cabeza alta y el andar pausado, presto en todo momento a indicarme si anunciaba el día algún cambio en el clima, nunca supe como lo hacía, pero casi siempre acertaba en sus vaticinios meteorológicos-

-Teníamos un largo trecho que caminar hasta lo que llamábamos “el tajo”, que es donde el anterior día habíamos dejado la faena, para retomarla de nuevo, y en ese camino mi padre siempre me decía el mismo discurso.

-Mira Marcelo, este no es el futuro que deseo para ti, en cuanto tengas un año más tengo pensado enviarte a un buen colegio de Madrid, quiero que tu no seas como nosotros, que no tengas que depender de las inclemencias del tiempo, y sobre todo, de los que no labran la tierra, pero que nos obligan a que agachemos la cabeza para sacar un jornal con el cual podamos malvivir y ellos saquen unos grandes beneficios a costa de nuestro esfuerzo-

Bien que cumplió mi querido y añorado padre, al siguiente año me matricularon en un renombrado colegio de Madrid, allí comencé mis estudios. 

Nunca me faltó nada para que pudiese seguir cursando. Mi madre me escribía frecuentemente y me animaba a seguir estudiando duro para que fuese algún día, -como ella decía- “un hombre de provecho”, aguanté burlas y escarnios, y en vez de venirme abajo, me hacían más fuerte cada día y estudiaba con más ahínco si cabe, y por fin llego el día soñado, dentro de un mes -le anuncié a mi madre por carta- es mi graduación en Abogacía, espero que asistáis a la graduación, nada me haría más feliz que estuvieseis a mi lado, ya que todo se lo debo a mi querido padre, y a ti, por esforzaros para que no decayese en los momentos más difíciles.

La respuesta a mi carta fue demoledora, mi madre me decía. 

-Querido hijo, nunca estarás solo, asistiré a tu graduación aunque sea lo último que haga en esta vida, pero por desgracia, tu padre no podrá asistir. Para no turbar tu concentración no quise decirte nada, pero hace una semana que tu padre reposa para siempre en el cementerio del pueblo, estaba muy mal cuando me enviaste tu última carta, pero el ya sabes cómo era, no quiso que te dijese nada para no desconcentrarte, eso sí, me dijo con lágrimas en los ojos, dale un beso muy fuerte de mi parte a Marcelo, dile que en lo único que le he fallado, y lo que más siento, es no poder verle antes de abandonar este mundo su graduación, pero anúnciale que siempre estaré a su lado, y que jamás dejé de pensar en él, fueron sus últimas palabras-

Unos días después, fui a esperar a mi madre. La estación de Atocha estaba repleta de personas y maletas, me era difícil divisar a la persona que esperaba, pero de improviso, una arrugada mano me asió de la manga y tirando levemente me dijo.

 -¿Marcelo, ya no me recuerdas?, soy tu madre-

Bajé los ojos y descubrí a una mujer demacrada y mucho más envejecida de lo que me imaginaba, con una maleta de cartón por todo equipaje, se puso frente a mí y me miró directamente a los ojos, no me cabía la menor duda, eran los ojos de mi madre, la que me cuidaron cuando era niño, eran los que ahora me miraban directamente, con una ternura que jamás he encontrado.

Preso de la emoción, y sin poder articular palabra, me abracé a ella y sentí el calor que durante tantos años había añorado. 

Salimos de la estación y nos fuimos directos a la pensión donde yo residía. Allí ya no pude contenerme más, y le pedí a mi madre que me explicase cómo había fallecido mi padre, ella, sentada en una silla, serena y con la mirada puesta en mí me dijo.

-Hijo, puedes estar tranquilo, no sabemos si habrá Cielo o no, pero allá donde esté, puedes estar orgulloso de tu padre. 

Jamás dejó de trabajar de Gañan, se partió el alma con tal de que su querido hijo pudiese seguir estudiando, no le importaban los crudos inviernos, ni los agobiantes calores de agosto, el seguía acérrimo a sus ideas, no quería que su hijo tuviese el mismo destino que para el habían forjado. 

No quiso hacer caso cuando ya, muy enfermo y trastabillando se preparaba para ir al campo, le decía, debes descansar, no puedes matarte a trabajar así, pero siempre tenía la misma contestación. 

Todo lo que haga ahora, será bien para el chico, y eso es lo único que me importa y deseo. 

Así acabaron sus días, con la esperanza puesta en ti, y en tu futuro, jamás pensó en el, ni en su delicada salud, todo lo hizo por tu bien, y para que nunca te sintieses defraudado

Mi padre dio su vida por mí, un simple gañan de la tierra consiguió lo que muchos con más recursos no han sido capaces, que su hijo pudiese ser lo que ahora soy, un abogado de cierto renombre en la capital de España, y todo eso fue a costa de su sudor, privaciones y matarse a trabajar en el campo.

-Espero, -concluyó Marcelo- que comprenda amigo Isidro que haya sido mi respuesta tan acalorada a su intención de insultarme, pero no era a mí a quien ofendía, si no a quien hizo la labor de que yo pudiese caminar por esta acera y chocar fortuitamente con usted-

Se levantaron del asiento, Isidro le tendió la mano y la estrechó, no supo o no quiso decir nada, pero al darse la vuelta para retomar su camino, una pequeña lágrima afloró en sus ojos, pensó en la harina tantas veces utilizada en su trabajo, sin saber que, detrás de cada uno de esos sacos había una historia de trabajo y sacrificio, y quizá nunca seria ni contada, ni recordada.

Este pequeño homenaje va destinado a esos humildes labriegos llamados Gañanes, que hoy en día a quien se lo dicen, lo toman como síntoma de desprecio y peyorativo.

Cualquiera que escuche que se les alude como “Gañanes” no se crean menospreciados.

Nada más lejos de la realidad, ya que fueron una raza de hombres y mujeres que dieron todo por la tierra, sin la cual, nadie sobreviviría.


Autor: Pepe Marín de la Rubia


 

 

 

 

 

 

 

 

sábado, 11 de febrero de 2012

¿SAN VALENTÍN O CUPIDO?




De todos en notorio y sabido que el día 14 de Febrero es San Valentín, que mire usted por donde, le quitó el puesto a Cupido y se erigió por obra y gracia de la muy leal y Santa Iglesia Católica en estandarte de la cursileria y mojigatería unidas en un solo verbo.

No podían soportar que el insigne Querubín de rizos de oro, medio desnudo y armado de arco y flechas, fuese el mentor de todos los enamorados, y prestos al quite, nos “endilgaron” al famosisimo San Valentín, con su larga y canosa barba, ataviado con túnica -como merecía la ocasión- para decirnos que este si, este si es el verdadero Patrono de los enamorados.

Hay quien dice que hubo contubernio aquí en España, se rumoreaba que tras largas y afanosas charlas, Galerías Preciados, en el año del Señor de 1959, presidido por su fundador Pepín Fernández, fue quien financio la operación haciendo de sponsor de la famosa película El día de los enamorados, protagonizada por Concha Velasco y Toni Leblanc, e introduciendo una tradición anglosajona en nuestras españolizadas vidas, adivinamos todos -de rumor o verdad se trate- que sabían muy bien lo que se hacían, a la larga les reportaría pingües beneficios, como se ha demostrado a lo largo de muchos años.

Si alguien es remiso en entender lo que expongo, someramente, y a modo de “culturilla” les diré que: La tradición e historia cuenta que Grecia, en tiempos anteriores a la era Cristiana, ya tenían como Dios del Amor a Eros, y que en su versión Romana trascendió al aludido Cupido.

Y como tantas historias, leyendas o mitologías, fueron paulatinamente adoptadas por la Iglesia Católica y adaptadas a sus intereses, aunque en 1969 intentaron quitarlo por razones un tanto oscuras en torno al venerado Santo, ya que muchos fueron los que alzaron voces en contra de su hipotética castidad, y en algunos casos, hasta de si realmente existió.

Para no tener que litigar, y de paso someter a sus mas leales acólitos a estos días “especiales” en la cultura del pueblo, lo dejaron pasar y bendecirlo, con el unánime aplauso de grandes almacenes y algún que otro joyero.

Dicho lo expuesto, y sin ánimo de exaltar a ningún creyente, me parece bien que se celebre un día de los enamorados, pero soy de la opinión de que, (al menos yo, e imagino que somos legión) no necesitan de ningún día concreto en el calendario para demostrar a la persona que se ama, que tiene que llegar un "día especial” para demostrárselo.


La vida en pareja es algo mas que un "día especial”, eso solo se consigue con el día a día, los que así pensamos lo sabemos perfectamente, que días de los enamorados, lo pueden ser todos los días del año.

Pero como lo cortés no quita lo valiente, y cuando mi menguado bolsillo tiene a bien encontrar unas cuantas monedas de curso legal, pasarme por la floristería y comprar un fresco y radiante ramo de rosas, con el fin de ofrecérselo a la persona que camina a mi lado.

Con este gesto no intento hacerle creer que solo y exclusivamente es un día especial para los dos, que cualquier día en que pueda recrearme mirando en el fondo de sus ojos, me demuestran que todo el cariño que vierte hacia mi, -que ni se puede medir, ni se puede pesar-, tienen la virtud de hacerme entender que no es necesario que le exprese con palabras melifluas el amor que siento por ella y ella siente por mi.

Y llegado a este punto recapacito y pienso, no solo se merece un ramo de rosas efímeras, sino todo el cariño que pueda darle mientras Dios quiera que podamos estar juntos, espero y deseo sean muchos años.

Ahora, y en cualquier día del año, y por si no fuese de conocimiento general, expongo aquí públicamente que: Amo a esta persona por encima de cualquier cosa, y que no dudaría en dar mi vida para que ella se sintiese bien.

Dedicado a mi esposa, amiga y compañera de mil y una batallas.

lunes, 6 de febrero de 2012

DE LOS ANTIGUOS CARNAVALES







Los carnavales que yo recuerdo del pueblo solo son vagos, ya que me fui del pueblo allá por 1967 a hacer mis “particulares Américas” por nuestra ajada piel de Toro. Pero siempre puedo echar mano de algún familiar, en este caso ha sido mi hermano Rafael el que ha arrimado a mi ignorante memoria algo que él si ha vivido (y disfrutado)  parece ser que, ni son lo que eran, ni lo serán. Algunos dirán que para bien, otros que para mal, pero la ironía, el desparpajo y sobre todo la imaginación desbordante que había, dada la censura que se ejercía en la sociedad de esos años, que veían como un ataque directo a las buenas y sanas costumbres cristianas (?) echaban mano del ingenio para ridiculizar a todo lo que se pusiera de por medio, y de paso, hacer de esos días una fiesta continua.

De estos menesteres me hablaba mi hermano, y yo tomando buena nota para dejar constancia de lo acontecido en ese periodo, que lucia antes de que llegase “Doña Cuaresma”, con su cara avinagrada y sus recetas de como ir al Averno si no cumplías con lo dictado. Supongo que ahora eso no ocurre, y por una parte está bien que nos quitásemos las cadenas mentales que nos hacían ablandar las meninges, por otra lo expuesto anteriormente, la ironía y el desparpajo se han ido perdiendo, aunque valga lo uno por lo otro.

Tal y como me lo ha contado mi hermano, así lo expreso y dejo constancia.

Voy a recopilar lo que me acuerdo de los famosos y divertidos carnavales de Santa Cruz de Mudela. Allá por los años 60 al 65 aproximadamente, -yo tenia entre 15 y 20 años-, los carnavales eran sensacionales, la gente se divertía, se lo pasaba de maravilla, no había maldad, pero si un poco de picardia a la antigua usanza. Recuerdo que se celebraban haciendo un recorrido por las calles: San Sebastián, Ramirez Lasala, Cruz de Piedra, Juan Domingo para regresar de nuevo a San Sebastián, a lo largo del recorrido había infinidad de tascas, en la mayoría de los casos de locales como zapaterias, tiendecitas e incluso particulares, como las entradas o portales que los acondicionaban para tal fin, allí degustábamos los vinos, el Vermouth, el Anís o lo que buenamente se podía, acompañado de los “cheches” y las famosas aceitunas “luneras”, y aunque todo era a granel (ahora llamado garrafón) típico de la tierra y sano, se cogían unas cogorzas de aúpa. Eso si, a las dos horas ya estabas como nuevo y a seguir bebiendo.

Luego estaban los famosos bailes que se montaban, unos que ya existían para bodas, como el famoso salón de Coronado, el de los Piñas, este en la calle Cruz de Piedra, y el no menos famoso Salón de Recreo, llamado vulgarmente “el Casino de los ricos”, le seguían en orden de categoría el Hogar del Productor en la calle Ramiro con su peculiar sobrenombre de “el Casino de los pobres”, y ya puestos a poner nombre a todo, después estaba la nave de los Pescaderos, situada en la calle San Marcos esquina a Inmaculada.

Todos ellos, sin excepción, los acondicionaban para los famosos bailes del carnaval, con unas orquestas tocando y cantando en directo, (no existía el Play back) que hacían las delicias de todo el que nos acercábamos a bailar, de entre ellas la que mas recuerdo que iba al casino era la orquesta Iberia. Que juergas y jaranas nos montábamos hasta las 5 o las 6 de la madrugada, como volaban las gambas, cigalas, las botellas de vino, cerveza y para rematar los “cubalibres” y si se podía, también rodaban las botellas de Champaña.

Como anécdota comentaré que, estaba permitido -según la dictadura que padecíamos-, el disfrazarse de mascara pero, ¡¡sin taparse la cara!!, días anteriores al carnaval y pregonado por orden de la autoridad, o sea, el Alcalde, bajo penas algo insulsas y de ninguna manera aceptadas.

Lo bueno y gracioso del caso es que la primera persona que se disfrazaba y salia a la calle y con la cara tapada ¿quien era? ¡¡la mujer del alcalde!! y a partir de ahí y por si había alguien que era remiso, el desmadre era total, pero todo con muy buena armonía.

En esos días se aprovechaba la picaresca para acercarse a alguien que te gustase y poder estar a su lado sin que nadie te señalase con el dedo, ya que, tanto tu familia, como de la persona en que te fijases, solía terminar con una reprimenda por parte de los familiares afectos, y así, -aunque efimeramente-, podías estar un rato agradable sin levantar sospechas.
Como recapitulación comentaré que, llegado el día del entierro de la Sardina, no tengo por menos que recordar a los famosos “Chuletas”. Era digno de ver como preparaban y desarrollaban desde las tejeras y Alfarerías el entierro del pescado en cuestión.

Al rededor de las 5 de la tarde salia la procesión, todo ello en el mas estricto duelo, largos velos negros, el ataúd pequeño pero coqueto con su “pescaito” dentro, y no sé si por verdadero luto, o por el vino ingerido anteriormente, llorando amargamente todos los concurrentes, solía terminar el itinerario en la plaza del pueblo, y mas concretamente en el Bar de Los Botas, en el cual ya se habían congregado bastantes de los afectados por tan luctuoso hecho, y entre los cuales se encontraban entre otros, Sabanillas, Tomasín y algunos mas que no recuerdo, que habían ya abandonado sus organillos tirados por un burro, con los que recorrían las calles del pueblo amenizando con sus chotis y pasodobles esos días festivos, y ahogando sus penas, (aunque nunca lo consiguieron) en un mar de lagrimas y vino esos días festivos que daban a su fin.

Recuerdos inolvidables de esos años carnavalescos que, aunque se sigan celebrando, no se hacían con tanta malicia, y sobre todo, sin sustancias que alterasen nuestros organismos, ya que para divertirnos, teníamos el vino de nuestra tierra y las ganas inmensas de pasarlo bien, reírnos, hacer reír a los demás, y sin malos rollos.



© Pepe Marín




martes, 24 de enero de 2012

DE LOS "BAÑOS" AL BALNEARIO




Hubo un tiempo en que la palabra Balneario no existía en nuestro diccionario de Santa Cruz, o al menos en el que usábamos en el pueblo, ya que nosotros como vulgarmente lo conocíamos era, “Los baños”. Allí solíamos ir la juventud, a retozar y remojar nuestros jóvenes esqueletos en unas aguas color cobre, que por mas que nos dijesen que tenían unas propiedades fantásticas, a nosotros se nos antojaban lo mas parecido a barro, y como de vulgares cochinos se tratase, nos revolcábamos en lo que nos parecían unas aguas inmundas, sin saber que estábamos utilizando algo que en años posteriores seria el reclamo y la panacea de nuestro querido pueblo.
Lo que si teníamos como algo inusual y al mismo tiempo nos parecía milagroso, era el agua que de los pozos allí existentes manaba, y que todos le llamábamos, -incluso hoy día así la llaman- agua agria.
Este agua tiene la singularidad de parecerse a una “gaseosa” ya que cuando salia del pozo burbujeaba, -poco sabíamos de las propiedades terapéuticas que de allí emanaban- y como sin quererlo, lo bebíamos con deleitada fruición, sin saber que de la fuente de San Camilo, con sus aguas Carbogaseosas, años mas tarde seria una fuente de ingresos considerables.
No todos acudían en verano a esparcirse y remojar sus partes pudendas, ya que había un largo trecho que cubrir desde el pueblo, o bien andando, o como lo hacíamos nuestra pandilla, en bicicleta, no había tal cantidad de coches ni transportes urbanos como ahora los hay, que nos acercasen al citado lugar.
Allí comenzó mi particular viacrucis dentro del liquido elemento, ya que nunca fui un experto en estas lides acuosas, y como nunca faltaba el consabido gracioso de turno, fue donde inauguré en mi memoria, las famosas “aguadillas”, como nunca he sido de constitución atlética, -ni creo que nunca llegue dada mi edad- quedó grabado en mi disco duro de la memoria algo que siempre lo he arrastrado, el miedo al agua, -entiéndase este miedo a grandes superficies- ya que a la ducha o bañera, y mas teniendo al lado un martillo, por aquello de remediar lo imposible, en eso me defiendo bien.
Recuerdo vagamente las visitas al caserón de la antigua casa de los Baños, con unas bañeras desportilladas y todo en ruina a su alrededor, por este motivo mi gran y agradable sorpresa fue cuando, -hace ya unos años- pude ver como había cambiado el panorama de esas ruinas de instalaciones en un complejo Hotelero y Balneario que harían palidecer de envidia a muchos de los que pregonan por ahí sus lujosas instalaciones.
Y por por este mismo motivo, quiero dejar constancia que, bastantes cosas buenas y bellas tenemos en Santa Cruz de Mudela, pero si tenemos que destacar alguna, al margen de Las Virtudes con su plaza de toros cuadrada y la mas antigua de España, seria la del Balneario Cervantes, que con sus instalaciones y su buen hacer, han echo algo mas que una simple visita a un abrevadero de animales como muchos creen, hoy es de reconocido prestigio en todo el mundo, y está en un lugar de la Mancha de cuyo nombre si me acuerdo.
Balneario Cervantes de Santa Cruz de Mudela.

jueves, 5 de enero de 2012

AÑORANZAS DE REYES MAGOS

Hubo un tiempo, -aunque se nos antoje lejano- no lo es tanto, en el que esta noche era especial para nosotros, como siempre digo, “tiernos infantes”. ¿Quien de nosotros no recuerda el día de Reyes en que se nos veía a todos con nuestra radiante sonrisa de que por nuestra casa, o por casa de nuestros abuelos habían pasado los Reyes Magos?.

¡¡Y con que ilusión contábamos y exhibíamos aquellas pequeñas minucias, que a casi todos nos habían traído!!, -entiéndase que en aquellos tiempos recibir una tableta de chocolate, era algo casi inverosímil-, los mas afortunados, solían mostrar esa cajita de madera en la cual había enrollada una silueta de mazapán a modo de serpiente con unos anisitos de colores por encima. Y ya en el súmun de los verdaderos “pudientes”, les habían dejado una escopeta con la culata de pino rojo, un caballito balancín o un mecano con sus piezas de madera pintadas de varios colores. Pero si algo habría que destacar de estos días tan especiales, es que no había tantas envidias entre la chiquillería como ahora les ha inculcado la sociedad de consumo. Todos los amigos sin excepciones, te dejaban, para que, el que no había tenido la suerte de que los Reyes pasaran por sus casas, compartir sus preciados tesoros en forma de juguete o golosinas, y que daban buena cuenta entre todos.

Cada día que pasa nos damos mas cuenta, no solo el esfuerzo que debían hacer nuestros seres queridos para que no nos faltase esa ilusión en un día tan especial para los niños, y seguramente, -aunque ni lo veíamos, ni lo decían- cuantas lágrimas derramarían por no poder traernos ese caballito de madera con balancines que tanta ilusión nos hacia, no se si estábamos hechos de otra pasta, pero si que una vez pasada la primera impresión, salíamos a la calle todo felices para lucir y compartir los regalos.

Y también -salvo en contadas y rarísimas ocasiones de nuestra época-, ningún padre tuvo que llevar a sus hijos al Psicólogo por los traumas causados de todos estos "trastornos" que ahora están de moda, porque si los Reyes no han dejado como mínimo el último juego de la vídeo consola, o el último móvil inteligente, se exponen a gastar mas dinero a lo largo del año en Psicólogos que el dichoso "juguetito" que no han dejado.

Sinceramente, hecho de menos a esos Reyes de hace unos años, no sé como se la ingeniaban, pero hacían a los niños mas felices, ¿será que las cartas redactadas a mano las entendían mejor sus Majestades que los correos electrónicos ? Puede que sea por eso, dado que cuentan con dos milenios y pico a sus espaldas y son de otra época, no se han puesto al día en las nuevas tecnologías.

Soy el primero en creer que hacer sonreír a un niño, ver brillar esos ojitos y dotarle de ilusión es primordial, y si así se lleva a cabo en esta noche, doy por bueno todo lo malo que pueda acarrear la sociedad tan egoísta que disfrutamos actualmente.

Que nadie rompa el encanto, es noche de magia, es noche de sueños......me voy a dormir temprano, acabo de dejar los zapatos en el alfeizar de la ventana para ver mañana si me han dejado algo, (espero que no sea carbón).

Felices Reyes amigos