Querida madre: Hoy, 18 de Marzo, hace dos años
que nos dejaste, preferiste estar en el cielo junto a tus seres queridos, (que
también son los nuestros)
Solo quiero dedicarte estas
escuetas y humildes palabras: Sin ti, yo no existiría, la mujer tiene esa gran
virtud, la de proporcionar vida, y eso jamás lo olvidaré.
Tuviste gran personalidad, los
que entonces llamaban genio, pero eso es lo que hizo que, una vez que tú
querido marido y mi padre nos abandonó, supiste sacar y solventar todas las
vicisitudes que la vida nos iba poniendo.
Tuvimos nuestros encontronazos,
(a que negarlo) pero eso no es óbice para que te esté eternamente agradecido
por darme la vida.
Deseo muy fervientemente que
estés al lado de tus seres queridos. Para mí, (al igual que otros familiares)
jamás te has ido, te sigo llevando en el corazón, y espero y deseo que, al
igual que me pasó con los demás que anteriormente nos dejaron, jamás te alejes
de mí.
Un beso hacia las estrellas que
te alumbran, y como tú me decías siempre cariñosamente.
Un beso de tu “Pepuchi”