viernes, 4 de enero de 2013

NAVIDAD Y REYES




LA NAVIDAD Y REYES DE MI INFANCIA





Que difícil resulta hablar de la Navidad de mi infancia y juventud, ya que cualquier parecido con la actual, puede resultar pura ficción.

Ahora nos quejamos, (no sin razón, todo hay que decirlo) de la crisis en la que nos vemos envueltos, pero ya me gustaría que la juventud de ahora, aunque fuese solo por unos momentos, se trasladasen a ese tiempo que nosotros vivimos para darle la importancia que tiene la palabra “crisis”.

En primer lugar no conocíamos tal vocablo, simple y llanamente no había de nada, lo poco que se tenia, se compartía entre amigos o familiares, sin complejos ni sin tener que ir al Psicólogo.

Estas fiestas se celebraban como merecían, con alegría, sin darle tanta importancia a lo material, bastante teníamos con ser felices, y a fe que lo conseguimos  cosa ahora harto difícil de conseguir, ya que, si al siguiente día si no relatas las viandas tan suculentas y exclusivas que has cenado en Nochebuena y comido el día de Navidad, es como si no pertenecieses a esta sociedad vana y fútil que entre todos hemos conseguido.

Las familias se reunían en torno a una buena hoguera, se preparaba una cena con los mejores manjares que cada cual podía aportar, ( escasos y de ínfima calidad ) pero que sabían a gloria bendita. Acabada la cena se disponían los comensales en circulo y alguno se hacia con la “Zambomba”, artilugio fabricado una piel de conejo estirada y atada al rededor de una vasija de barro con su correspondiente caña en el centro, escupiendo en la mano para que al frotarla hiciese el familiar ruido del zun-zun, una botella de anís, (no hace falta decir nombre para no incluir “monerías” ) que al chocar las estrías que tenia con una cuchara hacia el acompañamiento perfecto, y la sempiterna pandereta, cantábamos villancicos entre trago y trago de vino o lo que se terciase hasta que llegase la hora de la misa del Gallo. Después y hasta que el cuerpo aguantase, -que solía ser bien entrada la madrugada- se tomaban los churros con chocolate, y el que podía aguantar, -los menos- seguían hasta el mediodía, los mas, se echaban un “cabezazo” hasta la hora de comer.

Y que decir de los regalos, ya no vale esperar a los Reyes Magos, ahora tenemos que importar al barbudo Papa Noel y dejar que los renos atraviesen la Península Ibérica sin pasaporte -aunque esto ahora nos resulte familiar- en regla para dejar regalos traídos desde Laponia.

Según mis últimas noticias, parece ser que los famosos Reyes Magos están algo confundidos, pues no saben si el convenio Celestial que tenían les ha vencido y no se lo han renovado, o es que simplemente los han desahuciado de sus quehaceres por no pagar el peaje de la era tecnológica, en cualquier caso parece ser que entre ellos incluso hay disensiones, vamos, que no se ponen de acuerdo.

Melchor aboga por ir a los sindicatos y hacer huelga de juguetes caídos, mientras Gaspar cree que seria mejor entablar un dialogo a través de las Naciones Unidas para que confirmen su estatus de toda la vida, en esas estábamos cuando Baltasar dijo que todo era pura xenofobia, ya que al ser de raza negra uno de los representantes, los han discriminado totalmente, y por ese motivo -según su versión- han preferido que Papa Noel sea el protagonista principal de la Navidad.

Yo, humilde servidor, he echo mis propias cavilaciones y he llegado a tal conclusión:

Cualquier fiesta, santo, o lo que se tercie que venga del extranjero, -cuando digo extranjero me refiero a España- es algo así como el sumun, lo mejor, la repera, mientras lo nuestro nos parece no ya solo obsoleto, diría yo que incluso hay mucha gente que hasta se avergüenza de sus ancestrales raíces.

¡¡ Que pena!! . Poco a poco vamos perdiendo nuestras propias tradiciones.

Nos hemos olvidado que para las fiestas Navideñas lo que privaba era el Belén, con musgo natural, algún trozo de cristal roto que hacia las veces de río, un poco de serrín de la carpintería mas cercana, las rocas de corcho, el castillo de cartón piedra y unas cuantas ove jitas con su pastor cuidándolas y alguna lavandera. Nunca existieron en mi niñez abetos cargados con bombillas de los chinos, ni el antes aludido barbudo con unos renos voladores, todo lo mas, estirábamos el cuello hacia el Cielo para intentar ver la estrella que guiaba a los Reyes Magos a Belén para ver si ya estaban cerca de nuestras casas y dejar los ansiados regalos, que con esmero habíamos pedido en nuestra carta.

Que muchos pensarán que era una patraña inventada por los poderes eclesiásticos, vale, ¿ y el citado barbudo con los renos es realidad ? ¿y el arbolillo con bombillas? ya sé que vais a pensar que no, que es una invención mas, pero ahí reside el quid de la cuestión, nuestros antepasados se ocuparon de inventar algo bonito para hacer que la sonrisa de los niños llegase a todos los rincones de nuestra querida España, e incluso la exportamos a Iberoamerica y se nos ha ido cayendo poco a poco sin ponerle remedio.



De seguir así, dentro de poco nos veremos celebrando el día de acción de gracias, -que no digo yo que esté mal-, pero que con su Pavo se lo coman.

A mi que me sigan dando jamón de Jabugo, queso Manchego y un buen tinto de Rioja . Y si me apuran, en cualquier región de España se vive y come mejor que en esos países Anglosajones que tratan de imponernos sus tradiciones, y de paso, llenarse los bolsillos a costa de nosotros, ¡¡ pobres incautos Españolitos!!.


¡¡¡ FELICES REYES MAGOS A TODOS !!!









2 comentarios:

  1. Muy buen relato Pepe, cuanta verdad hay en él.

    En mi casa a pesar de tener arbol con luces de los chinos, los Reyes Magos no faltan a su cita ningún año.

    Un beso para Isa y para ti, Felices Reyes

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  2. Bonito y entrañable relato, Pepe.
    Me ha venido a la mente el Belén recortable que yo ponía en mi casa todos los años. Era de la revista Ama que se compró aquel año poe ese motivo de la librería de Vicencio. Qué feliz era poniéndolo todos los años. Lo guardaba cuidadosamente en un caja,y...listo para el siguiente año. Aún me veo haciendo la gruta de papel, y poniendo los copillos de algodón encima.Lo pegaba en la pared, y era para mí el Belen más maravilloso del mundo.No faltaba ningún detalle,pastorcillos con sus ovejillas,lavandera etc,etc.
    Como bien dices Pepe, qué poco necesitábamos para disfrutar. Yo creo que era precisamente por eso. Lo poco que tenímos lo valorábamos más.
    Un abrazo también para Isa.

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