Querido padre, ahora sé que ya
estás con tu hijo, mi hermano Manuel, tu que ya tienes experiencia de estar en
el cielo, ayúdale a caminar por ese sendero, sé que te habrás afligido por
tenerlo tan pronto a tu lado, pero por otro lado, ahora tienes una compañía
inigualable, y seguro que lo habrás acogido como se merece.
Puedes estar tranquilo, ya que
desde que tu faltaste, el hizo todo lo posible para que no nos sintiésemos
desamparados, tu siempre has sido y serás mi padre, pero mi hermano supo suplir
con creces tu ausencia, de lo cual también sé que te has sentido muy orgulloso.
En este día tan señalado os
recuerdo con tanto amor y cariño que faltaría a la verdad si no os dijese que
os echo tanto de menos.
Pero los designios de la vida son
tan difíciles de entender que solo me queda el consuelo de saber que por alguna
razón que se escapa a mi mente, os llamaron muy pronto para estar allí, tan
cerca de las estrellas para que formaseis parte de ellas.
Es inevitable escapar a algo tan
ineludible como es la muerte, aunque no la queramos aceptar, pero que forma
parte de nuestras vidas desde que nacemos.
Quiero que sepáis que una cita
que siempre me acompañó sigue vigente en mi mente y en mi corazón.
La gente no sabe que no mata la
muerte, sino el olvido. Y eso jamás pasará, siempre estaréis en mi corazón
hasta que deje de latir y pueda reunirme con vosotros.
Siempre estaréis en mi recuerdo,
siempre os querré, aunque físicamente no estéis conmigo, si lo estaréis en mi
alma, y esa nunca falla.
Os quiero mucho más allá de la
materia.
Vuestro hijo y hermano.
Pepe Marín
Precioso relato Pepe, allá donde estén siempre permanecerán en nuestro recuerdo y se que jamás los olvidarás, sabes que estoy siempre a tu lado, y en en esto también comparto tus pensamientos, por desgracia forma parte de la vida que nuestros seres queridos se vayan, pero ahí estamos nosotros para no olvidarles.
ResponderEliminarCiertamente Pepe, aunque nuestra familia, amigos, conocidos, nos van dejando ellos no mueren porque los recuerdos van siempre con nosotros y vivimos y viven con nosotros. La materia es lo que hechamos de menos, sus cuerpos, sus comentarios, sus vidas que con nosotros compartieron, siguel latiendo en nuestro corazón. El dolor de no verlos más es una química que nos hace daño, cada vez que los recordamos.
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